El otro día leí, que si estuviésemos observando un jardín lleno de flores y algún que otro excremento de perro, si entrase una mosca en el jardín, iría directa al excremento de perro. Pero si entrase una abeja iría directamente hacia las flores, el excremento lo ignoraría.
Creo que ha llegado el momento de quitarnos las gafas de mosca que llevamos puestas, y de ponernos las gafas de abeja para ver todas las flores maravillosas que tenemos en nuestras vidas.
Esas pequeñas cosas que tan acostumbrados estamos a hacer que no le damos importancia. Como el poder caminar, ver, trabajar, pensar, etc.
La vida es maravillosa si sabemos apreciarla. Pongámonos las gafas de abeja, creo que seremos más felices.
Besos
Para que la paz os invada mientras leéis
TERESA CASTILLO