miércoles, 10 de abril de 2019

MECANISMO DEL MIEDO


El miedo es una emoción básica, que desde hace miles de años, ha conseguido que sobrevivamos como especie.

El problema surge en la época actual, cuando con una estructura cerebral que hizo su cambio hace 40.000 años, tenemos que enfrentarnos a las situaciones difíciles de la vida.

Ya no estamos en la sabana salvaje, no tenemos que huir de un león ni de un diente de sable. Las situaciones que pueden amenazar nuestra supervivencia son otras muy diferentes. Para entender porqué reaccionamos de una manera determinada en este momento de la evolución humana, tenemos que comprender cómo funciona nuestro cerebro.

Para empezar, nuestro cerebro es social. Hace 40.000 años, ni éramos la especie más fuerte, ni la más rápida, y la única manera de sobrevivir era ir todos juntos, en grupo.

La misión de nuestro cerebro es nuestra supervivencia biológica, no nuestra felicidad. Y aunque evolucionó en capas, funciona en red, las tres capas siguen funcionando, no se han ido anulando cada una al surgir la siguiente.

Siendo el mayor miedo de la especie humana el miedo a la muerte, este miedo se subdivide en dos grandes miedos, y estos sí que están en vigor en la actualidad.

Uno es el miedo al rechazo. Para nuestro cerebro, el rechazo social es igual a muerte. Porque si eras expulsado del clan o de la tribu hace 40.000 años, la posibilidad de sobrevivir solo/a era cero.

Y el otro gran miedo, es la sensación de descontrol, por la misma razón. Para tu cerebro si no controlas cuánta comida tienes, cuánta agua, dónde conseguirla, dónde está la amenaza, estabas muerto también.

En la actualidad, si nos rechazan en un trabajo, la familia, etc. Nuestro cerebro activa el mecanismo del miedo y tras él viene el estrés. Y comenzamos a prepararnos para huir o para luchar, se nos tensan los músculos, el corazón bombea más sangre, las funciones innecesarias se inhiben.

Pero no luchamos ni huimos, con lo cual no pasamos a la fase de eliminación de esos neurotransmisores que nos han preparado para luchar. Y algo que es bueno para la supervivencia, se torna dañino.

Y al igual ocurre cuando sentimos que no tenemos control de nuestra vida, activamos el miedo y con él, el mecanismo del estrés.

Es importante que tomemos conciencia de que no podemos controlarlo todo, y de controlar solo lo que depende de nosotros, y lo que no, dejarlo ir.

Y por otro lado, ser conscientes de que no tenemos que caerle bien a todo el mundo. Que habrá personas a las que caigamos mejor que a otras, sin perder de vista que a la primera persona que tenemos que gustar es a nosotros mismos.

Que no estamos en la sabana salvaje, y hoy se puede sobrevivir y ser auto suficiente, sabiendo que formamos parte de una sociedad. Y conociendo nuestras fortalezas y debilidades, podemos mejorar nuestra vida. Potenciando nuestras fortalezas en lugar de intentar eliminar nuestras debilidades. Debemos darnos la oportunidad de conocer al SER maravilloso que llevamos dentro.

Gracias a todos/as por estar ahí.

Teresa Castillo




domingo, 17 de febrero de 2019

¿EN QUÉ NOS ENFOCAMOS?


La mente es un gran misterio. Comprender por qué le damos vueltas a un pensamiento que nos hace daño en lugar de desecharlo. Nos lo repetimos una y otra vez y esa vocecita interna, vuelve a revivir una conversación o una situación que nos hizo daño.

El otro día iba en el metro y una chica le decía a un chico: "no, Juan, no pienso seguir con el tema. En casa todo el tiempo hablando de lo mismo y en la calle también. No".

Y lo grave del asunto es que Juan, seguramente no era consciente de que repetía el tema una y otra vez.

Nos pasa a todos lo mismo, cogemos una situación, la enganchamos como si fuésemos un tiburón y no la soltamos. Y lo más curioso de todo es que el 90% de los casos suele ser una situación que nos hace daño.

Aún no me he encontrado con nadie que esté enganchado a una situación feliz y la convierta en su obsesión.

Justificaciones tenemos de todo tipo cuando alguien intenta hacernos ver que estamos en fase "disco rayado" (así lo llamo yo). Utilizamos excusas: que tuve una infancia mala, es que me han herido, etc.

Pero es que yo creo que ya no se trata tanto de lo que nos hicieron, como de ahora, en este momento qué vamos a hacer nosotros, con la información de que disponemos. Y ahí está el kit de la cuestión. ¿En qué nos vamos a enfocar?

¿Nos vamos a enfocar en mira lo que me hicieron? ¿O nos vamos a enfocar en ahora que soy consciente de lo que pasé, qué puedo hacer para sanarme y convertirme en la persona que quiero ser? ¿Me sigo quedando en el papel de víctima, o elijo enfocarme en este momento y vivo mi vida, mis sueños, desde la confianza de que yo no soy mi pasado?

Creo que todos hemos vivido momentos más felices y otros menos felices. Situaciones que pueden habernos hecho daño y otras que nos han llenado de alegría. A lo mejor nos gustaría cambiar algunas, pero eso ya no es posible.

Pero heridos o no, con cargas del pasado o no, hay una cosa que podemos hacer y además solo depende de uno mismo, no necesitamos a nadie que nos apoye, ni nos dé ánimos. Y es la capacidad de decidir en qué queremos enfocarnos.

En el mundo dual en el que vivimos, nosotros tenemos la opción de elegir: nos enfocamos en la confianza y en el amor hacia nosotros y hacia el prójimo o nos enfocamos en el miedo y en el dolor.

Y tomemos la decisión que tomemos, esta vez no podremos culpar a nadie del resultado. Y ambas son válidas, para eso disponemos del libre albedrío. Pero si decides el miedo, que provoca malestar, ya no podrás quejarte, ni culpar a nadie por ello. De igual forma, si eliges la confianza en ti mismo, sabrás que has llegado a ser feliz porque tú decidiste ser feliz.

Gracias por vuestra amabilidad y confianza. Somos seres de luz y grandeza de corazón, jamás lo olvidéis. Feliz día.

Teresa Castillo